lunes, 26 de agosto de 2013

Posible historia de la diversificación de los clips

  Los clips son elementos singulares que comparten nuestra vida y que se encuentran a menudo, desperdigados y sin ningún orden, en los cajones de muchos escritorios. Estudiar la historia de su diversificación es un ejercicio curioso, entretenido y, además, interesante para comprender un poco mejor la evolución animal. 
Esta última afirmación se debe a que al hablar de Evolución hay muchos prejuicios y mucho dogmas acuñados que hacen difícil el entendimiento entre las personas. Hay prejuicios científicos y religiosos que dificultan la objetividad, sin embargo los clips son unos elementos inocentes, sin connotaciones de ningún tipo por lo que no tenemos ningún prejuicio inicial, ante el resultado que se obtenga.
La idea me la dio la lectura de un trabajo de Carlos Martín Escorza  (2001) sobre este tema. Mas tarde, charlando con él sobre este tema  me regaló unos clips de su colección y con ellos diseñé una práctica para la asignatura Evolución Animal. Este fue el embrión de lo que pasó a ser un tema de clase de la citada asignatura y como tal lo expongo a continuación

Diversificación de los Clips

La palabra clip se puede considerar que procede del inglés y tiene muchos significados, algunos de ellos como pinza, broche, abrazadera, etc. tienen en común la función de sujetar. En la actualidad los hay de multitud de formas y colores, y fabricados con materiales también muy diversos. Por eso resulta difícil encontrar una definición clara y concreta que delimite el concepto de clip porque, de inmediato, surgen ejemplos de utensilios que pueden serlo o no, según se considere. Por ejemplo, una pinza de tender ropa, un sujeta corbatas o una horquilla para el pelo, que también pueden utilizarse para sujetar papeles, ¿se pueden considerar clips?, todo dependerá de la definición. Proponemos la siguiente: utensilios diseñados y fabricados para mantener unidos materiales diversos, pero conservando la posibilidad de separarlos con facilidad cuantas veces se desee.

Función

Con la definición presentada cabe pensar que su origen es muy antiguo. Es posible que el primer material que le interesara al hombre mantener unido o separado, en diferentes momentos, fuera su propio pelo, por lo que un objeto fino y alargado le permitiría mantenerlo recogido y soltarlo de modo fácil y rápido. Ese primer objeto pudo ser un simple palito o una hoja vegetal alargada, a modo de cuerda o cinta. Un poco más tarde, en la historia de la humanidad, fue sustituido por un objeto de forma semejante, pero utilizando otros materiales como el hueso o el metal.
Al poco tiempo, algunos utilizaron dos palitos en vez de uno, y fue el primer paso para diseñar una horquilla (figura 1). Y un poco más tarde, otros utilizaron varios en lugar de dos y supuso un avance para llegar a tener un peine. El progreso en cualquiera de las direcciones señaladas estaba supeditado a la disponibilidad de nuevos materiales como madera, hueso, carey o metal y a la posibilidad de trabajarlos con las herramientas adecuadas.
Figura 1. Utensilios para sujetar el pelo
Una vez superado el momento inicial, en el que se buscaba el sentido práctico del objeto, se pudieron diseñar y utilizar utensilios que además de sujetar el pelo tuvieran, además, un sentido estético. Eso hizo que el objeto en cuestión pasaré a ser un signo externo de riqueza, de clase social o de ambos a la vez.
En la historia de la diversificación de los sistemas para sujetar el pelo, cuando se tienen materiales de todo tipo, se pueden considerar las aplicaciones de una cinta, una cinta elástica o una goma, una diadema o un turbante. Cualquiera de ellos puede superar su función inicial de sujetar el pelo, y pasar a ser un signo externo de distinción, como una peineta que sirve para dar apoyo a una mantilla o una diadema con piedras preciosas, cuyo máximo exponente es una diadema real. Así pues, la diversificación de estos utensilios iniciales ha dado lugar a muchas formas específicas, con significados también muy diferentes.
Figura 2. Utensilios para sujetar telas
También muy pronto en la historia de la humanidad, el hombre debió sentir la necesidad de mantener en su sitio las pieles con las que se cubría el cuerpo y las telas, que las sustituyeron más tarde. De ese modo se protegía de las inclemencias del medio. Para mantener unidas dos pieles o telas podía servir el mismo palito inicial pero pinchando en varios puntos. En cuanto surgió la horquilla pudo sustituir a los modelos previos adoptando formas como la pinza, el broche o el imperdible (figura 2).
A medida que se fueron encontrando mejores sistemas para mantener unidas las telas, la primitiva misión de sujetar fue siendo sustituida por la de exhibir una joya o un emblema propio de una casta social. Es el sentido que podían tener los broches con piedras preciosas o con diferentes tallas que ya se utilizaban en las túnicas de los egipcios, griegos y romanos. En la actualidad se siguen utilizando esos broches joya o las insignias con los emblemas de clubs deportivos, profesiones, religiones, etc. Esos objetos han sido los precursores de los actuales pins que realizan una función nueva, la de servir de propaganda para una marca.
Algunas variantes dentro de esta rama de la diversificación de los clips pueden ser las pinzas para tender la ropa y los sujeta corbatas entre otros.
El siguiente material a sujetar sería el papel, una vez que fue fabricado. En principio era un material escaso y por lo tanto caro, así es que cuando se unían varios papeles era para guardarlos juntos sin necesidad de volverlos a separar. Así se cosían y de paso se encuadernaban guardándolos unidos de modo permanente, sin modificarlos ni estropearlos. Así aparecen los primeros libros que eran muy escasos y costosos. Eran de gran tamaño, por lo que resultaban muy pesados y se mantenían apoyados sobre atriles. Para conservar el punto en que se terminaba la lectura se incluía en la encuadernación una cinta de tela, de material noble, que se intercalaba en la página deseada y se podía ir cambiando de página. Es el primer punto de libro que se utiliza en la historia. En principio las hojas no eran de papel porque todavía no estaba inventado y se escribía sobre pergamino.
Bien entrado el siglo XX, el papel empieza a ser un bien común y hay materiales que pueden utilizarse para escribir, como los lápices. Esto favorece que se escriba cada vez mas y surge la necesidad de agrupar escritos que se hacen en diferente tiempo o los realizados en el mismo tiempo sobre diferentes temas, que no tienen por qué mantenerse unidos.
Figura 3. Utensilios para sujetar papel
Una vez más, el modo más sencillo para mantenerlos unidos es con un objeto largo y delgado, tipo aguja, imperdible o un clavo sobre el que se iban pinchando, por ejemplo los tickets en una tienda o un restaurante. Así los papeles se pueden mantener unidos o separados según convenga. Esta situación da lugar a la aparición de los dobleces en los papeles a unir, con la rotura o no de una pestaña; de las grapas, que necesitan una máquina para ser puestas y de los clips en el sentido literal de la palabra. Utilizando la misma terminología inglesa se trata de los paperclip.
La técnica de fabricación de los libros ha mejorado mucho y así se ha podido reducir su volumen y su tamaño, por lo que su uso se ha hecho mucho más popular. Ahora, para indicar el punto en que se quedó la lectura basta un pequeño trozo de papel intercalado entre dos hojas, o un doblez en la esquina de una hoja. El uso de los puntos de lectura disminuye y se conserva sólo en encuadernaciones de lujo realizadas sobre “papel Biblia”. Sin embargo, a medida que la técnica permite obtener láminas metálicas más finas, se empiezan a fabricar puntos de libro metálicos un tanto híbridos entre el clip normal de sujetar papeles y el auténtico punto de libro (figura 3). Estas formas presentan una gran superficie que puede ser utilizada, cuando la técnica lo permite, para dibujar o imprimir algún logotipo de propaganda de una empresa, el de alguna asociación de cualquier tipo como religiosa o deportiva, o simplemente una figura, o un motivo artístico, por citar algunos ejemplos.
Estas posibilidades de impresión permiten utilizar cada vez mayor número de materiales, pudiendo llegar a hacerlo en oro o platino y la pieza en cuestión empieza a ser utilizada como signo de distinción por parte de la organización que tiene su logo impreso o como objeto valioso, por ejemplo para regalo. De este modo, una vez más, puede llegar a perder la función original como punto de lectura, para pasar a ser objeto de distinción.
Figura 4. ¿pisapapeles? Objeto de regalo
Los diferentes materiales a sujetar son equivalentes a otras tantas ramas en el árbol filogenético de los clips. Cada una de ellas ha dado lugar a un número de formas, en función del desarrollo alcanzado por la rama en cuestión. En cada una de ellas se van modificando los diseños y los objetos resultantes tienen diferente éxito evolutivo. Así, también ocurre, como en la naturaleza, que cuando aumentan mucho su tamaño, o la forma es muy diferente a la inicial, se va perdiendo la función inicial para la que fueron diseñados y empiezan a realizar otra nueva diferente de aquella. Así por ejemplo, una vez aumentada la superficie y siendo de menor utilidad para sujetar papeles empiezan a ser útiles para insertar una forma o un logo de marca y empezarse a utilizar como elemento publicitario. A continuación, si esa nueva misión se exagera, llegan a perderla también para empezar a ser simples elementos decorativos que pueden utilizarse, por ejemplo como pisapapeles decorativos o con el logo de alguna marca.

Modelo de estudio

Para conocer la diversificación de una de esas Clases, por ejemplo la de los clips que sujetan papel, estudiaremos por separado una serie de caracteres. Para diseñar un MODT sencillo elegimos tres caracteres con variaciones cualitativas, como pueden ser: a) el material con el que están fabricados; b) la sección del material; c) el color. Se puede considerar además otro, con variaciones cuantitativas, como la forma. En cada uno de ellos consideraremos tres estadios que denominaremos con las letras mayúsculas A, B y C.

a) Material de fabricación

En la figura 5 se representa los tres materiales que vamos a considerar.
A- Metal. Obviando los prolegómenos sobre la historia de los clip genéricos, ya contada, los primeros intentos de patentar un objeto semejante, son de finales del siglo XIX y principios del XX, cuando ya se dispone de la tecnología que permite fabricarlos a escala industrial a partir de filamentos metálicos. Más tarde se utilizan otros tipos de metales entre los que se pueden citar el acero, la plata y cualquiera otro.
Figura 5. A, metal; B, plástico y C, metal y plástico
B- Plástico. Ya bien entrado el siglo XX se empieza a popularizar el plástico y, aunque lo hay de muchos tipos, según su composición, consideraremos uno solo, como haría cualquier profano en la materia.
C- Metal y plástico. Una vez que ya están inventados los dos tipos anteriores y se dispone de la tecnología adecuada, se puede cubrir o forrar un alambre con un pequeño tubo de plástico y tendremos el estadio siguiente.

b) La sección del material

En la figura 6 se aprecian tres tipos de secciones.
Figura 6. Diferentes secciones de las piezas
A.- Circular. Los primeros clips eran de metal y se fabricaban a partir de un hilo metálico, por lo que la sección era circular, de mayor o menor diámetro
B. Rectangular. Más tarde se pudo aplanar y se consiguió una sección plana, rectangular en la que la relación longitud/altura da una idea de la forma del rectángulo. Si esa relación es muy grande, la sección es muy delgada y si es pequeña es más gruesa, teniendo en cuenta que una relación igual a la unidad corresponde con un cuadrado perfecto. Este tipo de secciones se logró cuando la tecnología permitió aplanar el hilo metálico conservando la resistencia necesaria. Como ya se ha dicho, esta tecnología permitió desarrollar también los puntos de libro metálicos
Figura 7. Diferentes tipos de color
C. Otras. Por último, combinando nuevos materiales, como el plástico, se lograron secciones muy variadas, como las secciones en H o I de las de vigas metálicas utilizadas en la construcción o la simple semicircular.

c) El color

En la figura 7 se indican tres modos de aplicar el color sobre un clip.
A. El color del material, sin ningún tipo de coloración añadida.
B. Un solo color obtenido por cualquier método físico o químico.
C. Combinación de colores cuando la tecnología permite utilizar varios, sin que se mezclen. Se pueden disponer siguiendo una distribución regular tipo líneas, círculos u otras figuras geométricas o bien grabando una figura si se dispone de la superficie adecuada.
Figura 8. Formas corrientes de clips

d) La forma

Es muy variable y se conocen muchos tipos de modelos, según para lo que hayan sido diseñados. Es una situación semejante, por ejemplo, a los distintos tipos de cráneos de Mamíferos, cuya forma varía también según para lo que han sido diseñados. En la figura 8 se muestran las formas consideradas por Martín Escorza, la señalada con el número 1 es la más conocida y los números 2 a 4 parecen formas derivadas de la primera, relativamente fáciles de describir. Las tres últimas son más difíciles de describir de modo objetivo y no es tan claro que puedan derivar de la primera.

Figura 9. Paperclipmetría (C. Martín)
Como la forma de los distintos modelos varía cuantitativamente, se puede definir correctamente mediante la Morfometría, que en este caso bien se puede llamar clipmetría, por repetir un término ya utilizado en otros trabajos. En la figura 9 se indican las medidas a realizar en el modelo más común de clip para poder hacer las comparaciones pertinentes con otros modelos. Los puntos y parámetros considerados proceden del trabajo de Carlos Martín Escorza, pero se pueden cambiar si, al considerar otros modelos, resultan insuficientes o no se encuentran los homólogos en otras formas. El problema es semejante al que nos encontramos al comparar la forma de las diferentes especies de Sparidae o de sus mandíbulas Gállego, 2005). En cualquier caso, entrar en estos detalles necesita un estudio más amplio y merece un estudio particular, aparte.

 

Figura 10. Modelos a considerar en el MODT

El MODT

Si queremos ver las relaciones “filogenéticas” entre varios modelos concretos de clips, como los de la figura 10, nos fijarnos en los caracteres cualitativos citados y en el estadio en que se presentan. Así cada ejemplo se representará con una secuencia de letras ordenada de tal modo que proporcionen una idea de los tres parámetros y el estadio que presentan.
Figura 11. MODT de los Clips considerados
El primero es de metal (A), de un solo color (A) y de sección circular (A), por lo tanto lo representaremos con AAA. El segundo es de metal cubierto de plástico (C), de dos colores (C) y sección circular (A), por tanto CCA. El tercero es de plástico blanco, (B) de un solo color (A) y varias secciones rectangulares (C), es decir, BAC. El cuarto, por último, es de metal (A), impreso con varios colores (C) y sección muy plana (B), ACB. 
El MODT de tres parámetros con 3 estadios cada uno tiene 27 posibilidades, como el representado en la figura 11. Cada una de las formas posibles se representa por tres letras dentro de un óvalo. Dos formas unidas por una línea se interpreta que pueden derivar la una de la otra realizando un solo cambio, lo que se denomina unidad evolutiva. Los cuatro modelos del ejemplo tienen sus óvalos respectivos de color gris y las líneas que los unen indican los caminos evolutivos mas sencillos (probables) para relacionarlos.

 Resumiendo

Se ha presentado la diversificación de un utensilio diseñado y fabricado por el hombre que se puede aprovechar para comprender puntos de la evolución animal como: ¿hay progreso evolutivo?, ¿tiene una dirección la evolución?, etc. Otros aspectos de interés son por ejemplo, la dificultad de tener definiciones exactas, la dificultas de establecer límites concretos, etc. Pero esos aspectos nos llevarían muy lejos, lo dejaremos para otro momento.

Referencias:

Martín, C. 2001. Paperclipmetria: ¿Un experimento analógico en la didáctica de la evolución y biodiversidad? Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2001.(9.2)194-199. ISSN:1132-9157
Gállego, L. 2005. Apuntes básicos de Morfometría. UIB. ISBN: 84-7632-928-8

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