miércoles, 27 de marzo de 2013

La diversificación de un carácter no fijado: los alvéolos molares


Introducción

Los caracteres no fijados son  aquellos que pueden manifestarse en diferentes estadios y los individuos de una especie presentan cualquiera de los estadios posibles. Por esta razón, los ejemplares de diferentes especies pueden manifestar los mismos estadios, si bien, en este caso, lo harán en proporciones diferentes. Un buen ejemplo es el número y la disposición de las raíces de los molares en la familia Muridae (Roedores, Mamíferos). Cada molar puede presentar de tres a cinco raíces dispuestas de diferentes modos según el lugar que ocupa en la serie dentaria y la especie a la que pertenece. 
Figura 1. Disposición de los alveolos en algunas especies de Muridae
A menudo las mandíbulas se encuentran sin molares debido a la pérdida de los dientes como ocurre en restos paleontológicos o en los cráneos hallados en egagrópilas. En estos casos resulta fácil estudiar los alvéolos situados sobre mandíbulas que son para las raíces lo mismo que el negativo de una fotografía a la propia fotografía.

En la figura 1 se muestran las disposiciones mas características de los alvéolos en Múridos de nuestra fauna.
Ante una situación semejante, de acuerdo con MISONNE, se interpreta que una de las figuras representa al estadio mas primitivo y que otra debe ser el mas evolucionado, de modo que las intermedias representarán pasos graduales de la misma secuencia evolutiva. La Paleontología y la Embriología ayudarán a conocer cual es la forma mas antigua y cual es la mas moderna. La forma que presentan el mayor número de individuos, es decir, la mas frecuente, se denomina norma alveolar (NA) y será la forma propia de la citada especie a la hora de describirla.
Las especies de la familia Muridae, representadas en nuestra fauna, se caracterizan por tener tres molares, superiores e inferiores, de crecimiento limitado y corona bunodonta, con tubérculos redondeados. Sin embargo también se han citado casos de ejemplares del género Mus con solo dos molares y se interpreta que es la manifestación de una tendencia a reducir el número típico de tres. En nuestra fauna están representados los géneros Micromys, Mus, Apodemus y Rattus, los tres últimos con dos especies cada uno de ellos.

Aspectos a considerar

Para desarrollar el tema, consideraremos los siguientes puntos:
a) Desarrollo ontogenético
b) Variaciones intraindividuales
c) Variaciones interindividuales
d) Datos paleontológicos
e) MODT
f) Datos de otros autores.

a) Desarrollo ontogenético

En ambas mandíbulas, el primer molar que hace erupción en las encías es el anterior (M1), al que sigue el central (M2) y por último el posterior (M3). En Rattus norvegicus, el primero logra su estado definitivo a las tres semanas, mientras que los otros dos alcanzan ese mismo estadio a las 5 y 6 semanas respectivamente. Los molares inferiores logran el estadio definitivo unos días antes.
La disposición y número de raíces o de alvéolos no experimenta ningún cambio con la edad y está perfectamente definido desde la primera semana. En ejemplares viejos, la degeneración de los tabiques inter-alveolares comienza por el tercer molar en ambas mandíbulas, y el primero es el último en sufrir esa degeneración.
Figura 2. Representación del estadio intermedio entre una y dos raíces

Las raíces son de sección circular pero también se encuentran otras con la sección elíptica en la parte proximal y, a menudo, dos raíces circulares en la región distal. Esta situación se puede interpretar como que se trata de una raíz que se está dividiendo en dos, o de dos raíces que se están fusionando para formar una más gruesa. En definitiva, una situación intermedia para pasar  de una a dos raíces o a la inversa. El grado de fusión o separación puede afectar a gran parte de la raíz o a una pequeña parte. Las diferentes situaciones se representan como se aprecia en la figura 2, en la que se han dibujado dos situaciones intermedias entre una y dos raíces.
La norma alveolar (NA) de tres de las especies estudiadas se aprecia en la figura 3 y es la siguiente:
Figura 3. NA de la mandíbula superior de Rattus (A), Apodemus (B) y Mus (C)

Rattus norvegicus: 5.4.3 / 4.3.3. 
Apodemus sylvaticus: 4.4.3 / 2.2.2. 
Mus musculus: 3.3.(3-1) / 2.2.(2-1).

En el género Mus se indican entre paréntesis dos números para el último molar, para señalar que el número de alvéolos es el primero pero pueden estar los tres dentro de un alveolo más grande que los engloba a todos ellos. Es como si las tres raíces que posee estuvieran soldadas en la parte proximal, por lo que muestran un solo alveolo superficial, pero diferenciadas a partir de cierta distancia, por lo que se aprecian los tres alvéolos en el fondo. Los datos de fósiles del grupo indican que el número inicial de raíces y, por lo tanto de alvéolos, era de tres, que se correspondían con los tres tubérculos iniciales de los molares, el protocono, paracono y metacono. En especies más modernas aumenta el tamaño de los molares y también lo hace el número de raíces. Sin embargo, ese número no puede aumentar indefinidamente y vuelve a disminuir para volver a aumentar más tarde, y así sucesivamente. Para comprender esto basta con tener en cuenta que el número de raíces no puede ser muy superior a 8 ó 9, por poner unas cifras y sin embargo el número de especies de Múridos es de varios centenares, por lo que parece inevitable que muchas de ellas presenten el mismo número de raíces, aunque su tamaño, forma y disposición pueden ser diferentes.
Para denominar los alvéolos se les asigna un número de acuerdo con la siguiente norma: el número 1 se concede al alveolo más adelantado y a continuación se numeran en orden ascendente y siguiendo el orden de giro de las agujas del reloj. Si no hay ninguno más adelantado y, por tanto coinciden dos en la misma línea anterior, se concede el número 1 al situado en el lado labial y sigue la numeración como en el caso anterior (figura 2B). Otro modo de expresar la regla anterior puede ser: El número 1 se concede al alveolo más adelantado y si hay dos a la misma altura, al que está en el borde labial. A continuación se numeran en orden ascendente siguiendo con los alvéolos situados en la cara lingual y terminando con los de la cara labial hasta llegar de nuevo al primero (figura 2A). Cualquiera que sea el modo elegido, se debe aclarar desde el principio porque los números son diferentes en los dos casos.
El orden seguido para aumentar el número de raíces es el mismo en los molares superiores de las tres especies estudiadas y se puede resumir así: a) la primera raíz que se divide en dos es la correspondiente al protocono; b) a continuación parece que se divide la correspondiente al paracono; c) por último, la sexta raíz se presenta pocas veces y no se puede precisar si deriva del metacono o del paracono.
Cuando el número de raíces es excesivo en relación con el tamaño del molar que las soporta se da una reducción en ese número, por fusión de las que están más próximas. En este proceso se sigue también un orden concreto. En M1 y M2 de Rattus y Apodemus, se fusionan en primer lugar las raíces 3 y 4. En los mismos molares del género Mus no se dan nunca esas fusiones, porque solo posee tres raíces. En el M3 de los tres géneros la primera fusión ocurre con las raíces 1 y 2.
En la mandíbula inferior las NA son muy homogéneas y no permiten hacer comparaciones semejantes.

b) Variaciones intraindividuales

En la formación de los tres molares de un individuo interviene el mismo genotipo, luego sus diferencias fenotípicas serán debidas al medio ambiente. En éste tienen gran importancia el espacio disponible para su formación y la potencia que desarrollará en su trabajo debido a la posición en la mandíbula.
El primero que se forma (el M1), tiene a su disposición todo el espacio destinado a los molares, por lo que puede ocupar el que necesite, sin ninguna oposición. El segundo en salir (el M2) encuentra la parte anterior ocupada por el M1, que está más mineralizado que él, por lo que solo puede crecer ocupando parte del lugar del M3. El último en salir no tiene a su disposición más sitio que el que le han dejado sus compañeros. Si éstos ocuparon más del que les correspondía, el M3 tendrá dificultades para ocupar su sitio o incluso no llegar a salir, como ya se ha citado en algunos ejemplares del género Mus. Tal vez por eso en muchos ejemplares se han encontrado las tres raíces unidas en la base y los correspondientes alvéolos hundidos dentro de una gran alveolo común, como en la figura 2c. Algo parecido ocurre en nuestra especie con la muela del juicio, que es la última en hacer erupción.

c) Variaciones interindividuales

Tabla 1. NA de las tres especies citadas
 Por tratarse de un carácter no fijado, los ejemplares de cada especie pueden mostrar distintas disposiciones de sus alvéolos y cada una de ellas hacerlo con cierta frecuencia dentro de la población. 
En la Tabla 1 se indican las principales disposiciones que se aprecian en el primer molar y el tanto por ciento en que se presentan. En ninguno de los casos la suma es del 100% debido a que aparecen otras formas que no están representadas en ese cuadro, si bien con una frecuencia muy baja. Las especies de nuestra fauna Mus musculus, Apodemus sylvaticus y Rattus norvegicus, tienen la NA en los estadios A, D y B respectivamente

d) Datos paleontológicos

SCHAUB (1958), considera que los tres molares de los Múridos eran muy parecidos de tamaño y tenían tres raíces y tres alvéolos, en correspondencia con los tres tubérculos principales del molar primitivo de un Mamífero.
Figura 4.


En las especies más modernas se aprecia una tendencia a que el M1 sea cada vez mayor y el M3 cada vez menor. Esta tendencia se pone de manifiesto calculando los índices que relacionan la longitud del primer molar (LM1/LM2) y del último (LM3/LM2) teniendo en ambos casos como referencia la del M2. El primero de éstos índices es mayor cuanto más moderna es la especie mientras que el segundo, por el contrario, es menor en las mas evolucionadas. En la figura 4A se muestran tres molares de longitud y anchura semejantes. En la 4B hay una especie más evolucionada con el M1 mucho más largo y el M3 mucho más corto que el M2.
Otra tendencia manifestada por la Paleontología es la que reduce la anchura de la serie molar y se pone de manifiesto con el índice anchura del M2 / longitud del M2 (AM2/LM2) que disminuye en las especies más modernas (figura 4C).

e) MODT (Modelo objetivo de diversificación teórico)

Las tendencias manifestadas por los paleontólogos hacen pensar que será interesante tratar cada molar por separado.
Primer molar superior (M1)
En las especies estudiadas es siempre el de mayor tamaño, por lo que en él pueden manifestarse plenamente las dos tendencias evolutivas señaladas: aumentar el índice LM1/LM2 y aumentar el número de raíces. Por lo tanto, la NA del M1 en el género Mus, con tres alvéolos será más primitiva que la de Apodemus con cuatro y que la de Rattus con cinco. Sin embargo, si ese número no puede crecer indefinidamente, como se ha explicado, cuando el tamaño del molar alcance un “tamaño crítico” comenzará a disminuir ese número, tal vez para volver a aumentar más tarde y así sucesivamente, por lo que habrá sucesivos tamaños críticos. Para calcularlos se deberá valorar la relación entre la superficie de la corona y la de las raíces, de modo parecido a como se calcula el grosor y el número de las columnas que deben colocarse para soportar una superficie que debe soportar un esfuerzo determinado.
Cabe esperar que los aumentos o disminuciones del número de alvéolos sigan un orden concreto y no se realicen al azar. El orden se habrá establecido a lo largo del tiempo, en función de la estabilidad de las formas que se hayan generado que, en principio, serán todas las posibles. Por esta misma razón cualquiera de esas formas posibles aparecerá de tanto en cuando, que es una característica de los caracteres no fijados.
Segundo molar superior (M2)
El M2 mantiene su tamaño relativo estable por lo que permite apreciar la variación en el número de raíces sin ninguna otra influencia. Las modificaciones de la NA no se ven alteradas por las modificaciones de tamaño, por lo que es un buen molar para considerarlo como referente respecto a las NA. También en este molar se conserva la secuencia MusApodemusRattus vista para el M1. El índice de anchura dará una idea del estadio evolutivo alcanzado.
Tercer molar superior (M3)
En todos los ejemplares examinados es el más pequeño y el último en hacer erupción por lo que la presión que soporta de su medio ambiente es diferente de la que soportaron en el mismo individuo los dos molares anteriores. Este molar se encuentra sometido a dos tendencias evolutivas con efectos contrarios, por una parte el aumento del número de raíces como carácter general en la dentición de los múridos y por la otra a una reducción de tamaño que no le deja espacio para desarrollar el número de raíces que le correspondería, igual que a los molares anteriores. Por esta razón en algunos casos ya se han descrito ejemplares de Mus con solo dos molares y en muchos casos, en cualquiera de las especies, los alvéolos del M3 están muy próximos o, incluso, en el interior de un alveolo mayor que los engloba como se aprecia en la figura 3.
Figura 5. Secuencia evolutiva propuesta

Teniendo en cuenta los datos de la embriología, anatomía y paleontología, se propone el modelo mostrado en la figura 5, en la que las flechas indican el sentido evolutivo. De un primer estadio con tres alvéolos sale otro con cuatro y más tarde otro con cinco. Pero a partir del estadio con cuatro puede darse una fusión de raíces resultando 3 alvéolos con una disposición diferente de la inicial. Algo semejante puede ocurrir a partir del estadio cinco en el que se forman cuatro siguiendo un camino parecido al anterior.

f) Datos de otros autores.

Figura 6. Numero y disposición de los alvéolos
La verosimilitud de esta secuencia se puede poner a prueba utilizando datos de otros autores. HEROLD y ZEJDA, de modo independiente, estudiaron las NA en las especies del género Apodemus: A. sylvaticus, A. agrarius y A. flavicollis. En la figura 6 se han representado las formas que encontraron ambos autores, con indicación solamente de las que hemos señalado en el MODT y de las formas intermedias, representadas por un alveolo con un tabique en la parte central que lo divide en dos. Cada uno de los modelos observados por los autores se ha representado con una letra mayúscula que lo identifica.

Figura 7. Datos de Herold
En la figura 7 se indica el porcentaje de cada una de las formas observadas por HEROLD. En cada óvalo se han colocado tres números que desde el superior al inferior corresponden siempre a las especies A. sylvaticus, A. flavicollis y A. agrarius.
Figura 8. Datos de Zejda
Se aprecia que las dos primeras especies son muy parecidas y ambas tienen la NA en el estadio C con una frecuencia de 68,8 y 74,2 respectivamente. Aunque no hay diferencias significativas, la especie sylvaticus tienen más individuos en estadios anteriores a la NA por lo que se debe interpretar como un poco más primitiva que flavicollis. A. agrarius tienen un tercio de los individuos en cada uno de los estadios C, D y G por lo que resulta imposible precisar en cual de ellos se encuentra realmente pero es claro que esta más evolucionada que cualquiera de las otras dos anteriores puesto que más del 60% de sus individuos han superado el estadio C. 
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La figura 8 está diseñada igual que la 7 pero con datos de ZEJDA. Los valores son muy parecidos, pero lo que el sentido evolutivo es idéntico al considerado en el caso anterior, es decir:
A. sylvaticus y flavicollis son muy parecidos y están en el estadio C, pero  flavicollis tiene mas individuos que han superado el estadio C.
A. agrarius está en tres tercios muy parecidos y en cualquier caso con más del 60% habiendo superado el estadio C.

Discusión

De todo lo anterior se deduce que el MODT establecido para los alvéolos en los Murinos se cumple en todos los casos y además concuerda con las opiniones de otros autores teniendo en cuenta caracteres anatómicos.
En primer lugar se puede señalar la dificultad que tienen los especialistas para determinar ejemplares de las especies A. sylvaticus y flavicollis, lo que es un índice de su semejanza, como se deduce por los valores de sus NAs.
Por otra parte, entre los autores que han realizado revisiones y síntesis del género, es bastante admitida la idea de que: “El género Apodemus se debe dividir en varios subgéneros: Apodemus, con la especie agrarius entre otras; Sylvaemus, con las especies sylvaticus y flavicollis entre otras y Alsomys, con otra serie de especies”. Es decir, se considera, una vez más, que sylvaticus está relacionado con flavicollis mientras que agrarius pertenece a otro grupo.
Por último, autores como Ellerman (1940) y Misonne (1969) consideran a A. sylvaticus y A. flavicollis muy relacionados y A. agrarius como la especie más evolucionada de las tres por lo siguiente:
- La desaparición del t-3 del segundo molar
- El mayor tamaño relativo del primer molar respecto al segundo
- El menor tamaño relativo del tercer molar respecto al segundo.”
Con todo lo explicado parece que la secuencia propuesta es la mas probable, por lo que, de acuerdo con ella, los géneros estudiados se deberían ordenar según la secuencia: Mus – Apodemus – Rattus.
Figura 9. Criterio para medir los molares sobre los alvéolos
Pero al calcular los índices de longitud relativa de M1 y M3 respecto al M2 y longitud y anchura de este molar para verificar las secuencias sugeridas por la paleontología, se observa justamente lo contrario. El género Mus es el más evolucionado, Rattus el más primitivo y Apodemus está en una situación intermedia. En definitiva ha salido en el orden inverso al que se apreciaba con el número y disposición de los alvéolos. Sin embargo, cabe esperar que se de la correlación propuesta entre los ejemplares de la misma especie, cuando sus alvéolos presenten una u otra disposición, de acuerdo con la interpretación que hace Misonne de los caracteres no fijados.
Para comprobarlo, teniendo en cuenta que el material estudiado no tenía los molares, se hizo una fotografía muy ampliada de las mandíbulas de cada ejemplar (figura 9). Sobre ella se trazó la recta patrón que pasa por el punto más anterior del primer alveolo del primer molar y el punto más posterior del último alveolo del ultimo molar. A partir de ella, mediante paralelas y perpendiculares tangentes en los alvéolos, se puede medir la longitud y la anchura de cada uno de los molares.
Figura 10. Valoración del índice LM1/LM2
En las figuras 10 y 11 se representan las disposiciones alveolares encontradas en cada especie, ordenadas de acuerdo con la secuencia mostrada en el MODT y el valor medio del índice de cada una de ellas. Cuando coincide la secuencia del índice paleontológico con la del MODT se coloca una punta de flecha y cuando no coinciden se deja la línea con puntos y sin flecha.
En la figura 10 se muestra el caso del índice LM1/LM2 y se aprecia que hay tres aciertos y dos fallos. En la figura 11 se representa el índice AM2/LM2 y el número de aciertos y fallos ha sido de 6 y 1 respectivamente. En consecuencia ha habido coincidencia en 9 casos y no la ha habido en 3.
¿Cómo se pueden interpretar estos datos? Para unos autores no habrá diferencias significativas y por lo tanto no quieren decir nada. Para otros la diferencia es significativa por varios motivos.
Figura 11. Valoración del índice AM2/LM2
El primero es el valor absoluto de 9 contra 3 y el segundo es que no hay la misma probabilidad de que haya correspondencia o no. Para que la haya es necesaria una ordenación concreta, pero para que no la haya vale cualquier resultado. Es decir, que hay muchas más probabilidades de que no haya correspondencia a que la haya. Para comprenderlo fácilmente, se puede comparar con juegos como el tangram u otros, que tienen unas piezas de diferentes formas y deben colocarse en una posición concreta para que quepan en la caja. Solo hay una forma de ponerlas que sea la adecuada, pero hay multitud de posiciones en las que no hay manera de cerrar la caja. No es igual la “probabilidad” de ponerlas bien que la de ponerlas mal.

Conclusión

Llegados a este punto, en el que se consideran ciertas las dos secuencias: variaciones de los alvéolos y de los índices paleontológicos, se debe modificar el MODT para que recoja ambas tendencias. Para ello es necesario modificar el mostrado en la figura 5 incluyendo el factor tiempo.
Figura 12. Posición  de los tres géneros estudiados
El nuevo modelo se representa en la figura 12, en la que se aprecian dos diferencias interesantes. La primera es que en este caso se presenta girado 90º, con una larga flecha vertical que indica el tiempo, de modo que las formas situadas en la parte inferior de la figura son más primitivas que las situadas en la parte superior. La segunda es que a partir de una forma con tres, cuatro o cinco alvéolos sale, además de las señaladas en la figura 5, otra forma idéntica, pero con un índice paleontológico en línea con lo señalado. Así las formas de la parte baja de la figura que tienen la misma disposición que las de la parte alta, se diferencian en que su índice paleontológico es más primitivo. En estas condiciones la línea de puntos que hay a la altura de cada uno de los géneros indica el estadio de su NA y de sus índices paleontológicos y puede apreciarse que la secuencia más correcta de los tres géneros sería, de más primitivo a más evolucionado: RattusApodemusMus, como ocurre con los índices paleontológicos de los molares.
Con este modo de ver la diversificación del grupo, se aprecia, además, que estos géneros no están en la misma rama del árbol de diversificación de los Muridos, por la disposición y el número de alvéolos que presentan. Esto es importante para tener clara la idea de que no se puede estudiar la evolución de un grupo a partir de un solo carácter, sobre todo si éste es cuantitativo no fijado.

Bibliografía

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